lunes, 7 de octubre de 2019

El error del sedentarismo en la inteligencia sobre el consumo de carne de caza

La cultura sedentaria consumía ya carne  de los primeros animales salvajes domesticados, por lo que reducir la inteligencia de los millones de años de preparación de la caza y su consumo a la agricultura cultural de los primeros asentamientos es contraproducente.

El cerebro no ha crecido más a raíz de ña ingesta de refinados de harina o maíz. Si  bien la diferenciación nos hace llegar donde estamos, así como posiblemente el encontrar alimento allá donde no lo había —principalmente de fuente de proteínas, como el tuétano—, podría significar mucho más cambio relevante a nivel cerebral que el proceso de reunión y unificación de nuestros acestros y chamanes entorno a las que serían las primeras ciudades, cunas (de las civilizaciones) y creaciones de cultura mediante —primero— transmisión oral.

Es un error o un fallo debido a la carencia de grupo de control para la que sigue habiendo problemas hoy día a la hora de determinar los beneficios de la nutrición.

Puede que el hecho de poder hervir y cocinar verduras ampliase más la dieta que no encontraban nuestros antepasados ricas en otros componentes que no encontrasen en las frutas, pero dudo que su aporte calórico y proteínico sirviera para otra cosa que no fuera apagar el hambre hasta el siguiente trozo de carne que poder llevarse a la boca.